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LOS PROTECTORES DE LA FELICIDAD


La felicidad, es una de las metas aspiracionales más elevada pero también más común de los seres humanos. La mayor parte de nosotros aspira a “ser felices” y si bien nuestro concepto de felicidad evoluciona con el paso del tiempo, a lo largo de la vida buscamos de diferentes maneras ser felices. 

En las organizaciones, el tema de la “Felicidad en el trabajo” viene cobrando gran fuerza, al reconocer que ésta, es uno de los motores más importantes en la vida de las personas.


Partiendo de que la felicidad “es el propósito de la vida”  como apunta el Dalai Lama, tendríamos que preguntarnos cómo asegurarnos de conseguirla, como un pequeño de tan solo tres años que preguntó a su madre: “Mamá, cómo puedo ser un ser humano feliz?” Ella, sorprendida y un poco asustada preguntó al niño por qué y éste le respondió: que en la escuela los niños lo pellizcaban, le quitaban el lunch, etc. La historia, que pareciera simple, nos habla del hecho que desde temprana edad, el ser humano tiene la necesidad de ser feliz a pesar de las adversidades. 

El potencial que tenemos al nacer para serlo es, de acuerdo a la Dra. Sonja Lyubiominsky hasta de un 50%, es decir que si bien la mitad de ese “potencial feliz” está determinado genéticamente, el otro 50% corresponde en un 10% a las circunstancias externas y el resto, 40% a lo que hacemos deliberada e intencionalmente para serlo.


Este 40% que está en nuestras manos, se desarrolla a través de la práctica, pues como refiere el Dalai, la felicidad es una habilidad, que puede ser enseñada como cualquier otra, pero que además entre más tiempo dediquemos a su práctica, podremos desarrollarla mejor.


Pero, cómo podemos ser felices? Esta es la pregunta de aquel niño y quizá la que nos hagamos muchos de nosotros. Luis Rojas Marcos, psiquiatra español, define la felicidad como la “satisfacción con la vida en general que suele ir acompañado de la idea de que la vida merece la pena”, y se refiere a los Protectores de la Felicidad, como aquellos elementos, que no sólo nos ayudan a ser felices, sino que además, pueden hacer que nuestro sentido de felicidad prevalezca en medio de la adversidad y son:


1.       Hablar. Es codificar sentimientos en palabras, con lo cual reducimos la carga emocional, cuando se trata de miedos y preocupaciones.


2.       Las conexiones afectivas. La relación con otros, sentir el apoyo de éstos en tiempos difíciles.


3.       El ejercicio físico y la actividad manual. Libera endorfinas, además de prevenir diversas enfermedades. El trabajar con las manos es también muy útil para reducir el ESTRÉS.  


4.       La resiliencia, de la cual hemos hablado insistentemente en este blog, y nuestra capacidad para adaptarnos.


5.       La idea de control. Pensar que tenemos control sobre las circunstancias.


6.       El pensamiento positivo. Como hemos referido ya también en este blog, nuestra capacidad para ver el futuro con esperanza, tener recuerdos positivos.


7.       El estilo explicativo. Es la explicación que nos damos a nosotros mismos sobre los hechos.


8.       La Autoestima. Es nuestra auto-apreciación, basada en valores genuinos.


9.       La diversificación. No basar nuestra felicidad en una sola fuente, sino tener varias fuentes de felicidad.


10.   El sentido del humor.  Tomar perspectiva, aprender a reírse de las situaciones


Como verás, la felicidad no emana de las cosas materiales, ni del placer momentáneo, pues los factores aquí enunciados son en realidad, aspectos de nuestra psique así como hábitos que debemos practicar con relativa frecuencia. No quiere decir que seamos felices en todo momento, pero sí que nuestro balance general resulte positivo. Proponerte ser feliz, es una de las estrategias además, para transformar el estrés en energía productiva.


Y si quieres aprender más de cómo desarrollar más estas habilidades emocionales y acrecentar tu BIEN-ESTAR EMOCIONAL, te invitamos a suscribirte a este blog y conocer lo que hacemos con empresas y personas como tú.

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